martes, 23 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD

Diciembre de 2008

Los corazones de los hombres vibran en un tono diferente durante éstas fechas decembrinas, cual pocas veces en los doce meses anteriores. ¿Porqué? No en forma gratuita, ni inexplicablemente. Ese sentimiento tan especial es obra del Espíritu Santo, que ya actuó así anteriormente en la humanidad al hacernos sentir la Gracia de Dios, que algún día expresó así Su benevolencia a la humanidad:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquél
que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3: 16

Dios ejerció su amor por la humanidad, su amor ágape, un tipo de amor incomprensible por nosotros, un tipo de amor inconmensurable. Porque ése hijo unigénito debía venir a rescatar a gente como tú, como yo, gente que caminaba irremisiblemente a la perdición:

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar
Lo que se había perdido”
Lucas 19: 10

Y quien era ese que se había perdido, sino justamente tú, querido amigo, que has pecado, como todos los pertenecientes a ésta humanidad:

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la Gloria de Dios”
Romanos 3: 23

Y debíamos pagar esos pecados con la muerte eterna, también llamada el infierno. Pero ése amor ágape al que nos referimos al principio fue el que Le movió a inmolarse por ti, pecador, y por mí, y por toda la humanidad que en Él cree.

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús,
Señor Nuestro”
Romanos 6: 23

Si eres de ese grupo que en Él cree, felicidades. Porque de esto se trata la Natividad del Señor, de esto se trata Su nacimiento.

“Él Señor no retarda Su promesa, según
algunos la tienes por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento”
2 Pedro 3: 8




Creamos que Él es el único en quien se puede confiar para aquel día, para el día de nuestra redención. Creamos que solo en Él hay salvación, y perdón de nuestros pecados. Y alegrémonos con todos los que hemos optado por el Señor, diciendo:





FELIZ

NATIVIDAD

martes, 9 de diciembre de 2008

PAZ EN LA FAMILIA

PAZ EN LA FAMILIA


Proverbios 17: 1 Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa
de contiendas llena de provisiones

Job 34: 29 Si El diere reposo, ¿Quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿Quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre.


La gente la llama la mala vibra. Es mucho mas fácil recordar lo que hemos sentido, cuando estamos en la presencia de una persona que trae un “abrigo de rencor”, o cuando entramos en alguna casa en donde han peleado, o en donde las rencillas son frecuentes, que tratar de definir lo que es ese halo que rodea las casas marcadas por un constante pleitear entre sus moradores. Nada más que estar en contacto con ellos, y nos saltan a la vista los rostros crispados por el continuo pleito, los rostros ajados, cubiertos de arrugas en frentes, bajo los ojos, junto a la boca, o a los lados de los ojos; son notorias las faces apergaminadas, marcadas perennemente con un color cetrino. Y el ambiente, oprimido por una pesadez que nos habla de lo que sienten los espíritus que habitan ese entorno, tan lejano de lo que se comprende como un verdadero hogar.

¿Qué causa ese ambiente tan pesado, tan negativo? ¿Un padre o una madre abusadora? Tal vez, aunque bien pudiera ser algún hijo impositivo y de mal carácter, que ha hecho de ese nido un nido de avispas, en donde los demás integrantes de la familia han decidido callarse, percatados de que nada logran con enfrentarse con ese cuasi esquizofrénico.

¡Qué hermosa es la experiencia, en contraste, de entrar repentinamente en un hogar donde prevalece la paz y la concordia! La alegría reina siempre, y, a diferencia del primero, todos los integrantes ven con inquietud el reloj, esperando el fin de la jornada, para poder regresar a ese nido de amor. Porque en ése prevalecen los frutos del espíritu a los que se refiere Gálatas 5: 22: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.

Si tu casa es como la primera aquí descrita, pero quieres tener un hogar, un auténtico hogar, como éste descrito al final, debes abrir primeramente tu corazón a Cristo, pidiendo que Él se encargue de tu vida y de tu mente; invítalo a morar en tu corazón como tu salvador personal, y luego pídele que sea Él quien arregle tu casa, y la haga un verdadero hogar, en el que prevalezcan los valores que emanan de Su corazón.

viernes, 7 de noviembre de 2008

EL PERDON

EL PERDÓN

Salmo 32: 1-5
Bienaventurado aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el dia. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis trasgresiones a Jehová; y tu perdonaste la maldad de mi pecado.

Qué fantástico, poder caminar en senda de justicia. Poder solicitar a Dios que evalúe mi corazón, sabiendo que no encontrará iniquidad en él., que no descubrirá ningún pecado que entorpezca mi relación con Él; que de ese análisis surgirá un corazón constatadamente purgado, seguramente limpio.

La palabra de Dios me dice que ello es posible. Dice el Salmo aquí enunciado: “confesaré mis trasgresiones a Jehová, y tu perdonaste la maldad de mi pecado” Ello, porque en Jesucristo tenemos abundante perdón, esa bella promesa de perdonar todo pecado que le llevemos con un corazón contrito y humillado, con un deseo de cambiar el rumbo de mi vida, de realmente abandonar el actual curso pecaminoso, y de volver mis caminos hacia aquellos que le agradan.

Él, se me promete, perdonará la maldad de mi pecado. Él, se me promete, dejará caer esa culpa por mis pecados confesados sobre Su hombro, para que se hundan en lo profundo del mar, y así, nunca más me los tomará en cuenta.

Puedo ser bienaventurado, es decir, afortunado ante el Señor, si logro que mi trasgresión sea perdonada. ¡Y yo qiuero que mis trasgresiones, que mis pecados, no me sean tomados en cuenta! Tu dices, Señor, que debo confesar mi pecado, y que éste me será perdonado. Hecho ésto, y logrando Tu perdón, podré reiniciar mi anhelada comunión contigo. Bendito seas, Señor.

jueves, 23 de octubre de 2008

CONOCIENDO SUS FUNDAMENTOS

Salmo 89: 14
Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro.

Salmo 97: 1-2
Jehová reina; regocíjese la tierra, alégrense las muchas costas. Nubes y obscuridad alrededor de Él; justicia y juicio son el cimiento de Su trono.


SU TRONO ESTÁ FUNDADO SOBRE LA JUSTICIA Y EL JUICIO. PERO LA MISERICORDIA Y LA VERDAD VAN SIEMPRE DELANTE DE SU ROSTRO



No se puede pedir al Señor que deje sin perdón alguna impiedad, algún pecado. No se puede decir solamente que en Dios hay justicia, ya que El es justicia. Todo en Él es justicia, y por lo mismo no puede pasar por alto las trasgresiones, el pecado. Tiene que juzgarlos.

Pero delante de su trono, junto con la verdad, va también la misericordia. Prueba de ello es el Señor Jesucristo, que no queriendo que ninguno pereciera, subió al madero por nosotros, por los pecadores, y dió Su vida donde la única culpable era la nuestra, donde el único que merecía juicio éramos tú y yo, pecador. Y en esa misericordia, que siempre va delante de su trono, Él se complace en perdonar cualquier pecado que le es presentado, con reconocimiento, y arrepentimiento, y solicitud de pecado.

El pecado campea entre los hombres. Por doquier se ven nubes y obscuridad: el pecado es negro, y es por eso que el hombre vive adolorido, confuso, conciente de que lo que hace y cómo vive lo separa cada vez más de su Hacedor.

Mas ¡alégrate!, oh hombre perdido. ¡Jehová reina! El está dispuesto, Él quiere recibirte en Su trono, complacido al ver que llegas confesando ese (o esos) pecados, arrepentido y solícito de Su perdón. Has de saber que Su perdón es amplio. Recuerda que Él está dispuesto a perdonar, y a olvidar cualquier pecado que lleves a su presencia con esas características: reconocimiento, arrepentimiento, y solicitando Su perdón.

Él es fiel consigo mismo. No puede pasar por alto el pecado, pero es magnánimo y perdonador con los corazones arrepentidos. Acércate a Él, querido lector, conociendo sus fundamentos. Él no te echará fuera. Y alégrate: El, que ya reina, quiere ahora reinar también en tu corazón.

viernes, 10 de octubre de 2008

TU SENDA IRÁ EN AUMENTO

TU SENDA IRÁ EN AUMENTO

Proverbios 4: 18
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto

Salmos 55: 21
Los dichos de su boca (del impío) son mas blandos que mantequilla, pero guerra hay en su corazón; suaviza sus palabras más que el aceite, mas ellas son palabras desnudas

Es justo el que camina en el temor de Jehová, es decir, el que teme salirse un ápice del camino que sabe que es el que agrada al Señor. No el que le teme, porque si andamos en sus caminos, no podemos temer a Aquel que es Amor.

Por otro lado, es impío, o inícuo, el que, aún conociendo cuáles son las sendas que agradan a nuestro Señor, se aparta de ellas, provocándole a ira. Desaprovecha toda oportunidad que de la gracia de Dios viene para lograr vivir en paz y cordialidad con Él, se aparta de los llamado que tiene del Espíritu Santo para llegar al regalo de redención que Cristo le quiere dar, sin importarle que su seguro fin es tener que presentarse ante el horrendo tribunal de juicio, el Gran Trono Blanco.

Si ya has sido llevado por la Gracia del Señor a andar por sendas de justicia, no te fijes, no te acuerdes del ayer. Recuerda que el mismo que te enseñó a andar por ellas, es el que también te oyó en tu arrepentimiento; es el que también pagó tus culpas en la cruz del madero, en donde eligió morir por tus pecados; es, asimismo, el que acudió ante Dios el Padre, para lograr tu perdón; es también el que mora en tí, haciéndote nueva criatura en la regeneración; y es, también, quien ahora te redarguye de pecado, te guía para nueva vida, se preocupa por tu santificación progresiva, y te cumplirá la salvación eterna que te prometiera el día en que pediste que fuera tu salvador personal. Gloria a Dios.

Sigue caminando popr sendas de justicia, sin importar que Satanás te quiera hacer caer, diciéndote que los pecados que cometiste en el pasado, antes de que llegaras a Cristo en solicitud de salvación, son tan horribles, que no puedes pretender que Dios te los perdone. Te dirá también, que no es posible que te haya perdonado esas culpas. Si se planta así ante tí, no tienes más que huír de él, pidiéndole a Cristo Jesús que Él se encare con tan malévolo ser.

LA SAVIA EN MI

LA SAVIA EN MI

Lucas 17: 15
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz.

Romanos 12: 2
No os conforméis a éste siglo, sino trasformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Nos enteramos por Lucas que poco antes de entrar a Jerusalén, al pasar entre Samaria y Galilea, la comitiva de nuestro Señor Jesucristo se encontró con diez leprosos. Como la fama había precedido al Señor Jesús, los leprosos clamaron fuerte, solicitando su misericordia para ser salvos. También nos enteramos, por la misma lectura, que nueve de los leprosos siguió su camino hacia los sacerdotes, una vez limpios, para iniciar una vida de reintegración a la sociedad, y seguramente de fama y gloria, por ser receptores de los milagros divinos. Solo uno de ellos, samaritano, a diferencia de los demás, extranjero, regresa donde estaba nuestro Señor, para alabarle y agradecerle. Y sólo él, de entre los diez, obtiene la salvación, junto con la sanación que a todos dió.
El décimo decidió entregar su vida al Señor Jesús, y seguirlo en adelante. Decidió hacer en adelante Su voluntad, estar en Su voluntad. Recibir la savia divina, y dejarse recorrer por ella. Porque ello es, precisamente, la interpretación de la dependencia. Éste décimo leproso no decidió anularse, y vivir la vida del Señor en él. El leproso seguiría viviendo, y tomando decisiones, y ejerciendo su voluntad, pero siendo recorrido por la savia divina. Es decir, sumergiéndose, duchándose en la palabra divina, antes de tomar una decisión. Garantizarse, mediante el conocimiento de la palabra de Dios, y mediante la oración, que las decisiones que tomara estarían de acuerdo con los designios e instrucciones que Dios nos ha dado para ser vividas. Como en las instrucciones que Él nos dejó, que ilustra mediante la vid y el sarmiento: la fruta debería ser producida por el sarmiento, no por la vid. Por las ramas, no por el tronco. Pero, para que la uva fuera dulce, turgente, en buena cantidad, la savia que recorriera al sarmiento debería ser la que le confiriera la vid.
Así en nosotros, la savia que debe recorrernos, y bajo cuya influencia debemos tomar nuestras decisiones, es la divina e influenciadora presencia de Dios en nuestras vidas.

lunes, 29 de septiembre de 2008

COME SOLO LO NECESARIO

Come lo que te baste


Proverbios 25: 16

¿Hallaste miel? Come lo que te basta, no sea que hastiado de ella la vomites.

Proverbios 25: 27

Comer mucha miel no es bueno, ni el buscar la propia gloria es gloria.


Mesura, bendita palabra. Vé cómo come aquél que tiene el hambre atrasada. No deja que los primeros bocados terminen de ser masticados, aún no han terminado de ser deglutidos, cuando nuevos bocados son arrancados del plato y puestos precipitadamente en la boca, con riesgo de atragantarse, o de sufrir una posterior congestión.

Mesura significa comer con medida. Comer gozando cada uno de los bocados que llevamos a nuestro paladar, permitiendo que éste detecte los diferentes sabores, analizando cada una de las ricas esencias con que fueron constituídas. Porque Dios, que sabe que el hombre debe comer, para vivir y para satisfacer cada una de sus demandas nutricionales, no nos dió el alimento en forma de un bloque informe e insípido. Amándonos tanto, pensó detenidamente en obsequiarnos con el color de la zarzamora, y con el sabor de la carne, y con la esencia de el mango, y con la frescura del agua.

Mesura tiene que ver también con educación. Demostrarle a tu anfitrión que aprecias que te invitara a compartir los alimentos. “Pon cuchillo a tu garganta”, se nos aconseja, queriendo decir que comas lentamente, pequeños bocados a la vez, estando atento a la charla de los demás, demostrándoles que aprecias su compañía por ella misma, por su presencia, y no solamente por el alimento que puedas devorar.

Y ve, cómo mesura se usa no solamente en la comida. Proverbio 25 lo emplea hablando de la gloria. Así como también se usa en el poder, y en el dinero, en las propiedades y en la diversión. La ley de los rendimientos decrecientes nos habla de cómo disminuye la satisfacción que algo nos produce, cuando abusamos de su presencia, haciendo que su abundancia nos produzca hastío.

Dime con quien andas

Con quien andas


Proverbios 24: 6

Porque con ingenio harás la guerra, y en la multitud de consejos está la victoria

Proverbios 25: 5

Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afianzará en justicia.

Cuentan de un rey que heredó el trono de un talentoso rey de Israel, llamado Roboam. Su padre fué el brillante y conocidísimo rey Salomón. Pues éste Roboam se rodeó de consejeros jóvenes e inexpertos, quienes dijeron a Roboam que desoyera las súplicas de su pueblo, que le pedía que disminuyera en algo las duras cargas financieras que Salomón les había impuesto. Aunque los consejeros ancianos que habían servido a Salomón le habían aconsejado que respondiera al pueblo con palabras buenas y cordiales, Roboam decidió contestarles ásperamente, amenazándolo incluso con más impuestos.

Nos cuenta la historia que el pueblo se dividió entonces, quedando con Roboam solamente los hijos de Israel. Y aunque esa imprudencia costó una guerra a la otrora unida nación, el mal de la división había venido sobre ellos.

Y tú, querido lector, ¿con quien andas? ¿De quién recibes consejos? Si aquellos que te rodean son gente sabia, gente que te bien-aconseja, seguramente tus caminos prosperarán. Si, en cambio, haces como el rey de nuestra historia, pronto te desviarás. Antes de dejarte guiar, incluso antes de escoger a tus consejeros, a tus amigos, analiza sus vidas: cómo son, cuáles son sus inclinaciones, de qué platican, de quién se rodean, cuáles son sus ambiciones y logros. Porque andando con ellos, ten por seguro que te influenciarán, en poca escala o, mas bien, en grande monta. Tienes a tu alcance la palabra de Dios. Analiza primeramente qué tanto se dejan influenciar por ella. Y tu mismo, estúdiala siempre, pidiéndo el parecer del mismo Dios antes de decidirte por alguna opción.

jueves, 25 de septiembre de 2008

LA PEREZA

Proverbios 24: 33- 34

Un poco de sueño, cabeceando otro poco; poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado.

Proverbios 24: 10

Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida.



El mayor peligro al que nos enfrentamos durante nuestros fines de semana, es el de vivir en una pereza complaciente. Comienza por permitirte una siestecita después de la comida, y pronto ella se convertirá en la que reine sobre tus tardes. Complace esa flojera, y pronto estarás convirtiendo también tus mañanas en el campo para la siesta con la que culmine también tu desayuno. Porque, como todos los vicios, también la pereza pretenderá convertirse en tu señor, en la razón de ser de tu existir.

Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento, y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruída.

La verdad es que la pereza, ese vicio tan poco evaluado, comienza con una breve complacencia, y se va apropiando poco a poco del hombre complaciente, hasta sembrar finalmente el fracaso y la pobreza en la vida de ese perezoso.

Amigo, fuimos hechos para laborar sabia y diligentemente. Con diligencia, porque debemos terminar siempre la porción de la labor que nos asignáramos previamente, en el momento que escogimos para planear nuestro trabajo para el futuro inmediato. Y con sabiduría, porque debemos buscar siempre un adecuado equilibrio en nuestro tiempo, que nos permita el trabajo, la convivencia con los nuestros, y la diaria adoración a Dios.

PRIMERO LO PRIMERO

Proverbios 24: 27
Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos. Y después edificarás tu casa.

Lucasc 14: 28
Porque ¿quien de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta pimero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?


El hombre es un ser de planificación. Antes de emprender cualquier actividad, por pequeña que sea, nos encontramos pensando en los tiempos, los costos, el órden para emprender ,la labor, y es una vez que hemos estructurado todo mentalmente que nos lanzamos a la obra. Así fuimos hechos, y, como si siguiéramos la forma en la que el Gran Arquitecto nos diseñó y nos hizo, así también en nosotros existe esta necesidad de imponer un órden a nuestra labor,.

Dios nos pide que nos pongamos siempre en sus manos, sugerencia que frecuentemente hace desatinar y confundir al ser humano. Piensan que, ya que el Creador puso en nosotros una mente capaz de cavilar, de estructurar, de planear, tenemos lo suficiente como para hacerlo por nuestra cuenta, sin necesidad de Dios. Y consideran también que para qué hemos de recurrir a Dios, si es de Él que tenemos esa capacidad, si fué Él mismo quien nos dió una mente completamente estructurada para realizar la labor pensante en forma independiente.

La pregunta entonces es: ¿porqué nos metemos en cosas que no están dentro de Su voluntad? ¿Porqué erramos el camino con tanta frecuencia? ¿Porqué nos damos cuenta, una vez concluída la labor, que hemos vivido en una forma diferente a lo que Él quería para nuestra vida? Porque vivir exitosamente no significa necesariamente recorrer el tipo de camino que Él tenía pensado para nosotros. De ahí, pues, la necesidad de pedir al Señor en oración que Él sea quien oriente nuestros pasos al planear, y quien nos dé luz para ejecutar, para vivir esos planes.

Procura pedir a Dios su guía al planear y al ejecutar cualquier acto en tu vida. Especialmente los importantes, como tu matrimonio, como la constitución de tu familia, etc. Se requieren ciertos preparativos antes de empezar esas actividades, y es no solamente tranquilizador tener a Dios como tu guía y tu luz, sino también sabio el tenerle como tu sabio lazarillo.

martes, 23 de septiembre de 2008

ÉL SABE DE TUS LÁGRIMAS DERRAMADAS

Sabe de tus lágrimas derramadas

Salmo 56: 8. 9
Mis huídas tu has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro? Serán luego vueltos atras mis enemigos, el día en que yo clamare; Ésro sé, que Dios está por mi.
Malaquías 3: 16- 18
Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fué escrito libro de memoria delante de Él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en Su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe;: y los perdonaré como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.


Dios nuestro Señor es omnisciente, y omnipotente. Por ello, nos conoce íntimamente. No hay rincón de nuestro corazón que no conozca, no hay estado de nuestro ánimo que se le escape, no hay momento de nuestra vida en la que Él no haya estado presente. Él ha estado a nuestro lado cuando reímos, acompañándonos y gozándose con nosotros en nuestra alegría. Ha estado presente en nuestros estados de tristeza, sosteniéndonos en nuestras tribulaciones. Incluso sabe cuántas lágrimas hemos derramado. El conoce nuestro sufrimiento, y seguramente nos anima y nos saca adelante cada que caemos. Es por eso que podemos decir, como el salmista, “esto sé, que Dios está por mí”.

Él nos sostiene delante de nuestros enemigos: conoce su corazón, y conoce el nuestro. Sabe de nuestras injusticias, y le agrada nuestra solicitud de perdón y misericordia. Y se alegra con nuestras justicias, doliéndose todas las veces que hemos sido pisoteados. De Él es la venganza, y seguramente la aplicará, cuando en su absoluta soberanía considere que es el tiempo.

Repasa detenidamente los versículos con los que comienza ésta página. Son promesas que Dios tiene para aquél que confiado, creyendo, se pone en sus manos. Una vez hecho eso, vive la paz que esas promesas tienen para tí.

jueves, 18 de septiembre de 2008

NO CONFUNDAMOS LA PACIENCIA DE DIOS CON SU APROBACION

No confundamos la paciencia de Dios con su aprobación

Salmo 50: 21
Éstas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
Romanos 2: 4
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guí al arrepentimiento?


¡Cuán frecuente es oír a personas quejarse por la suerte que tiene a quien poco o nada le importa honrar a Dios, estar en Sus caminos, honrarle y alabarle con sus vidas! Dicen que no comprenden porqué esa persona tan perversa, tan alejada de los caminos y mandatos de Dios, y que incluso presume de llevar esa vida y de obtenber esos beneficios, recibe esas grandes bendiciones del Señor. Lo comparan con sus propias vidas, llenas de piedad, de respeto a otras personas y a las enseñanzas de Dios, y, a pesar de ello, carentes de bienes, y pletóricas de pobreza y desesperanza.
La Biblia nos explica en el libro de Éxodo esas aparentes incongruencias. Nos habla (en el capítuo 20, versículos del 14 al 21) de gentes que abundaban en adulterios, infamias y otros desmanes por el estilo. Gentes que aparentaban ser justos, seguir día a día y momento a momento los mandatos divinos, y, a diferencia de esa apariencia, toleraban los robos, participando incluso en ellos, obteniendo pingües ganancias.
Dios les aqdvierte que no confundan la paciencia divina con su aprobación; que Su silencio no significa que estuviera de acuerdo con sus acciones. Que, contrariamente a eso que creían, Dios los habría de reprender algún día directamente, cara a cara.
Si ese es tu caso, recuerda que algún día responderemos por nuestras acciones, cada cual por las suyas. No permitas que el malestar que te produce la vida del perverso te robe el premio a tu esfuerzo. Recuerda que todos hemos recibido la consigna de seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, y que alguna vez todos seremos juzgados de acuerdo con nuestro apego a ese objetivo.

sábado, 23 de agosto de 2008

A LA LUZ DEL ROSTRO DE DIOS

A LA LUZ DE SU ROSTRO



Salmo 89: 15

Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrará todo el día, y en tu justicia será enaltecido.
Juan 16: 24
Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

¿Conoces la alegría? El gozo al que aquí se refieren no es como la alegría que conocemos. Ésta no es una emoción pasajera. Es un estado permanente, una calidad de vida basada en la eterna y segura relación del hijo de Dios con su Padre Celestial. Y nos promete Dios éste estado permanente, aún estando en tribulación, en persecución, en encarcelamiento, en pobreza, en pérdida de propiedades, y en pruebas severas.

Si quieres conocer éste tipo de alegría que de Dios procede, de paz en el corazón pese a tribulaciones, debes caminar con Dios. Como nos enseñan Noe, y Enoc. Estar caminando en Su voluntad, en Sus caminos. Ser como David: “un varón conforme al corazón de Dios”. David no fue perfecto, ni faltó pecado en su vida, pero siempre buscó el perdón divino, y prevaleció en su corazón el deseo de regresar siempre a los caminos del Señor, pidiendo su perdón cuando pecaba, arrepintiéndose profundamente, en forma tal que cambiaba su forma de vida para acercarse y agradar al Señor.

La persona que tal haga, la nación que así viva, conocerá la paz del corazón, que algún poeta describió como “la paz de una conciencia purgada”. El principio de este estado lo obtendrás aceptando al Señor Jesucristo como tu Señor y Salvador personal. Remítete a la página correspondiente de ésta colección para entregar tu vida al Señor.

Sufrienbdo para muerte

Siendo que la Biblia dice que nuestra ciudadanía está en el cielo, veamos la muerte como algo natural, como algo que deberá suceder a todo aquel nacido de mujer, y como algo no solo agradable, si es que fuimos rescatados por Cristo, sino incluso deseable

miércoles, 20 de agosto de 2008

SUFRIENDO PARA MUERTE

Salmo 6: 8-10
Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad; Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración.
Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos; se volverán y serán avergonzados de repente.
Filipenses 1: 23
Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;




¿Haz conocido un nivel tal de sufrimiento, que crees ya no poder resistir? ¿Sientes, acaso, que tu mismo corazón, negándose a seguir trabajando para alimentar tal miseria, dejará pronto de latir? ¿Piensas que estás viviendo la agonía que preludia a la muerte?

Pon prontamente tu confianza en Dios nuestro Señor. El quiere, en Su incomprensible Gracia, lo mejor para ti. Lee alguno de los temas sobre la Salvación, en ésta colección. Y, después de aceptarle, abandónate en Sus queridos brazos a Su sabia decisión.

El puede decidir darte otros años de vida, como hizo con el buen rey Josías. Si así fuere, pídele que lo que aprendiste en el lecho del sufrimiento, lo puedas usar para ayudar a otros.

O puede decidir llevarte con Él. En ese caso, confía en que te conducirá a Su presencia en jardines gloriosos. ¡Y canta!, como el Apóstol Pablo: ¡Porque para mí, el vivir es Cristo, y el morir es ganancia! (Filipenses 4: 21)