viernes, 10 de octubre de 2008

TU SENDA IRÁ EN AUMENTO

TU SENDA IRÁ EN AUMENTO

Proverbios 4: 18
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto

Salmos 55: 21
Los dichos de su boca (del impío) son mas blandos que mantequilla, pero guerra hay en su corazón; suaviza sus palabras más que el aceite, mas ellas son palabras desnudas

Es justo el que camina en el temor de Jehová, es decir, el que teme salirse un ápice del camino que sabe que es el que agrada al Señor. No el que le teme, porque si andamos en sus caminos, no podemos temer a Aquel que es Amor.

Por otro lado, es impío, o inícuo, el que, aún conociendo cuáles son las sendas que agradan a nuestro Señor, se aparta de ellas, provocándole a ira. Desaprovecha toda oportunidad que de la gracia de Dios viene para lograr vivir en paz y cordialidad con Él, se aparta de los llamado que tiene del Espíritu Santo para llegar al regalo de redención que Cristo le quiere dar, sin importarle que su seguro fin es tener que presentarse ante el horrendo tribunal de juicio, el Gran Trono Blanco.

Si ya has sido llevado por la Gracia del Señor a andar por sendas de justicia, no te fijes, no te acuerdes del ayer. Recuerda que el mismo que te enseñó a andar por ellas, es el que también te oyó en tu arrepentimiento; es el que también pagó tus culpas en la cruz del madero, en donde eligió morir por tus pecados; es, asimismo, el que acudió ante Dios el Padre, para lograr tu perdón; es también el que mora en tí, haciéndote nueva criatura en la regeneración; y es, también, quien ahora te redarguye de pecado, te guía para nueva vida, se preocupa por tu santificación progresiva, y te cumplirá la salvación eterna que te prometiera el día en que pediste que fuera tu salvador personal. Gloria a Dios.

Sigue caminando popr sendas de justicia, sin importar que Satanás te quiera hacer caer, diciéndote que los pecados que cometiste en el pasado, antes de que llegaras a Cristo en solicitud de salvación, son tan horribles, que no puedes pretender que Dios te los perdone. Te dirá también, que no es posible que te haya perdonado esas culpas. Si se planta así ante tí, no tienes más que huír de él, pidiéndole a Cristo Jesús que Él se encare con tan malévolo ser.